miércoles, 26 de septiembre de 2012

Paseando con el muerto.

"Es una hermosa mañana en la ciudad de México, hoy tendremos un clima cálido, alcanzaremos los veintiséis  grados centígrados, los invitamos a seguir con nosotros, habrá mucha música, noticias y muchas sorpresas"
La voz de una mujer joven se escucha dentro del taxi. Jorge revisa por enésima vez el retrovisor, mientras en el asiento trasero Laura se retoca el labial. Es lunes y no parece haber rincón de la ciudad en el que exista calma.
-Bajo en la esquina- Dice Laura y extiende un billete.
Jorge toma el dinero y entrega unas monedas, apenas se mueve o habla, pareciera que hace sólo lo indispensable. Algo le mantiene pensativo.
 "Qué tipo tan raro" piensa Laura al cerrar la puerta.
"Son las ocho de la mañana, hora del centro, nos reportan carga vehicular en Avenida Central, si circulan por ahí les recomiendo tener paciencia, conserven el buen humor y continúen con nosotros"
Media hora más tarde Humberto aborda el taxi, siente un nervios al notar a Jorge meditabundo, cada cambio de carril, cada luz en rojo, cada cruce, siente irrefrenables ganas de asirse de algo, como si con ello pusiera su vida a salvo. Humberto estudia a Jorge, lo poco que de él puede ver por el retrovisor, está pensativo, más no distraido. Puede notar cómo sus sentidos están alerta.
-Qué bueno que hoy está despejado, no?- comenta Humberto en el afán de olvidar su inquietud.
Por respuesta obtiene sólo un sonido que lo mismo podría significar un no o un sí.
Piensa que debe concentrarse en otra cosa, abre ligeramente la ventanilla, cierra los ojos al tiempo que el auto da vuelta a la izquierda. Ahora lo entiende, en cada vuelta, al frenar, con cada movimiento tiene esa inquietante sensación, al parecer algo está suelto y  con la inercia golpea suavemente dentro de la cajuela. Su imaginación va muy de prisa, detesta salir y justo hoy ha subido al taxi de un hombre que le produce excesiva desconfianza. Humberto sabe que tendrá que hablar de esto con su psicólogo la próxima vez, en tanto baja del auto 10 cuadras antes de su destino.
Jorge mira por el retrovisor, y ve cómo la figura de Humberto se aleja, se hace pequeña, hasta desaparecer.
Pensando en nada, pasa ya del medio día, Jorge sigue ausente, el ruido del bulto en la cajuela de vez en vez le produce sobresalto, pasa con cuidado los topes para evitar que aquello haga ruido.
"Es casi la una, y es momento de ceder los micrófonos a Raúl Córdoba que les acompañará hasta las seis de la tarde, soy Claudia García, los espero mañana para una emisión más..."
Jorge apaga el radio, al circular en una colonia popular mira en la esquina a una familia: el padre, la madre y dos niñas, el hombre le hace la parada, pero él siente un hueco en el estómago, no puede parar, no quiere, pisa el acelerador, continúa hasta llegar cerca de un parque, se estaciona. Enciende el radio con un ligero temblor de mano, busca otra sintonía, escucha.
"Buen provecho, gracias por permitirnos la entrada a sus hogares, a sus lugares de trabajo, les saluda su amigo Ramón Cruz, con las noticias más relevantes. Informa el Meteorológico Nacional que continuará la onda cálida, por lo que les recomendamos mantenerse bien hidratados. En noticias de la ciudad, dos muertos y cuatro heridos deja como saldo el enfrentamiento entre pandillas por el control de la zona oriente de la capital. Vamos a una pausa y volvemos más información"
Jorge siente rabia, le sudan las manos, gruesas lágrimas resbalan por sus mejillas lentamente, hiriendo la dureza de su rostro. Sale del auto, abre la cajuela, toma el bulto, lo desata, grita  y ante la mirada atónita de la gente que va pasando comienza a desbaratarlo, ropa, fotografías, cartas, una variedad de objetos cotidianos quedan regados al rededor de Jorge.
"Es la una con veinticinco minutos, siga con nosotros y entérese de las últimas noticias..."
Jorge no ve, no escucha, no se entera de lo que pasa, llora en silencio mientras termina de sacar hasta el último objeto de la cajuela.
"Es un cálido día en la Ciudad de México..." A Jorge hace dos días su esposa lo abandonó... "nuestra ciudad una vez más es víctima de la delincuencia organizada..." Jorge no quiso volver a su casa... "al descubrirse una red de tráfico..." él hace dos días apenas come... "anuncian un alza en productos de la canasta básica..." Jorge hace dos días tiene roto el corazón, nadie se enterará jamás... "siga con nosotros y manténgase bien informado..."

domingo, 9 de septiembre de 2012

Hola mundo, he aquí una explicación que nadie pidió.

Si estás leyendo esto, antes que nada, debo decir que esto no es un cuento ni nada parecido (si era lo que esperabas, ahora puedes dejar de leer, no te culpo)

¿Por qué escribo esto? No lo tengo muy claro, en gran medida creo que mereces una explicación sobre la falta de contenido de este blog, por otro lado... no sé, supongo que esto de no escribir está acabando con mis nervios y si bien no esto es lo que acostumbro publicar, cumple con el objetivo principal: poner en algún sitio lo que siento, lo que llevo en el corazón y en la cabeza.

Mi vida se ha vuelto un caos, del que me estoy rehabilitando. Tomé decisiones equivocadas y las consecuencias llegaron algún tiempo después. Me casé, me separé. Volví con mis padres. Y es en esa parte de la historia en la que empiezan mis problemas para escribir, este lugar está siempre lleno de gente y ruido, mi forma de ser es para ellos algo extraña, no pretendo que sean como yo, trato de adaptarme.

Mi salud también se ha visto afectada, tengo un pequeño pero benigno tumor en la hipófisis, de eso nadie se muere, pero debo tratarlo. Mis hormonas no funcionan como debieran debido a ello, a mis 27 la oportunidad de volver a ser madre es muy baja, y eso, debo confesar me deprime un poco.

A veces creo que soy de esas personas que se ahogan en un vaso con agua, tal vez es cierto. En fin, si has leído hasta aquí debes saber que estoy agradecida contigo, por el interés que de alguna manera me demuestras. Gracias por dedicarle unos minutos a estas lineas, espero pronto volver con algo más parecido a lo que acostumbraba publicar, hasta pronto.