jueves, 24 de septiembre de 2015

Deseo

Sonia despertó al escuchar que la llamaban suavemente, abrió los ojos y pudo reconocer a sus padres sentados en el borde de la cama.

-¡Feliz cumpleaños, princesa! -dijo su padre.
-¡Felicidades, mi niña!-dijo su madre. Ambos la rodearon en un cálido abrazo.
-Debo ir a trabajar, te veo en la tarde -dijo su padre y la besó, luego a su madre.

Cumplía trece años, estaba feliz, había esperado tanto este día: hoy su padre sí las acompañaría, en el pasado por el trabajo que tenía viajaba mucho y los últimos cumpleaños, tanto de su madre como suyos, los había pasado lejos de ellas. Ahora era distinto, si bien en el trabajo actual su padre ganaba menos, siempre tenía tiempo para ellas, y eso, bien sabían, valía más que cualquier cosa en el mundo.

Se levantó y se alistó para ir a la escuela, ¡Cómo le  habría gustado no ir! Pero mamá no le dejaba faltar a menos que fuera necesario, eso estaba bien, pensaba.

Mejor día no podría haber sido, pensó mientras volvía del colegio, "qué suerte ir en el taller de cocina" pensó al recordar la sorpresa que le prepararon sus compañeros. En la clase de arte todos sus compañeros le hicieron una tarjeta, verdaderamente se sentía afortunada de estar rodeada de tanta gente que la apreciaba.

Esa tarde el regalo de mamá fue llevarla a comer pizza, fueron a caminar al parque, comieron helado, miró a los niños jugar y pensó en lo mucho que le hacía falta su padre cuando salía de viaje. Pero hoy era diferente, hoy llegaría temprano y además le había prometido un regalo especial. Estaba muy emocionada.

Al regresar a casa su tía y su abuela la esperaban, había algunos globos en las paredes y al centro de la mesa un pastel.

-¡Abue, tía! -Saludo, mientras corría a abrazarlas.

"Este día mejora cada vez más" pensó llena de satisfacción.

Eran cerca de las seis cuando sonó el teléfono, su madre atendió.

-Diga... Sí, está bien, con mucho cuidado amor -colgó- era tu papá, viene un poco retrasado, hay tráfico, dijo que vayamos partiendo el pastel, ya está cerca, tuvo que pasar a otro lado antes -dijo y guiñó el ojo a Sonia.

"Mi regalo" pensó ella y sintió emoción.

Como su padre no debía tardar y a petición suya empezaron a cantar "Las mañanitas" preparando el terreno para partir el pastel.

-Pide un deseo -le dijo su madre justo antes de que apagara las velas.

Cerró los ojos y con mucha fe formuló un deseo para sí. Apagó las velas y su madre comenzó a partir el pastel. Sonó nuevamente el teléfono.

-Amor, ya estamos partiendo el pastel -dijo apenas descolgó el auricular, pero un par de segundos después se le borró la sonrisa, se puso pálida- Entiendo, gracias, voy para allá -colgó y se dirigió a su hija con los ojos anegados y la voz ahogada- tu papá tuvo un accidente.
-¿Accidente? ¿Mamá, cómo que un accidente? ¿Está bien? ¿Mamá?

Los segundos fueron eternidad en la espera de respuestas.

-Fue un choque, mi niña, lo hemos perdido, perdimos a tu padre -dijo sin poder contener el llanto, las fuerzas le faltaron y cayó de rodillas- lo hemos perdido...

-¡No, no es justo! ¡Papá! ¡Papacito! -no pudo contenerse más y se unió al llanto de su madre mientras la abrazaba.

Todo daba vueltas a su alrededor, ya no pudo decir nada, un nudo en la garganta le asfixiaba, su padre había muerto en su cumpleaños. Su abuela la abrazó, le ayudó a incorporarse y sentarse en el sillón, su tía ayudó a su madre.

-Abuela, quiero a mi papá, abuela, abuela... -su abuela la abrazó.
-Mamá, tengo que salir, cuida a Sonia, por favor -dijo su madre mientras lloraba,  alterada, buscaba en su bolsa casi ausente de sí.
-Ándale mijita, con mucho cuidado, no te preocupes, me quedo con la niña -le dijo mientras la abrazaba- tienes que ser muy fuerte, por tu hija y por ti -le dijo casi en susurro, la abuela también lloraba.

Sonia lloró, lloró mucho hasta caer rendida, se durmió en el sillón. Al final estaba tan cansada por el llanto que no supo en qué momento ni cómo había llegado a su cama.

Al día siguiente escuchó a su madre llamarla suavemente. Abrió los ojos y vio a sus padres.

-Tuve un sueño horrible -dijo.
-No te preocupes, nena, todo está bien -dijo su madre sonriendo.
-¡Feliz cumpleaños, princesa! -exclamo su padre y al escucharlo el corazón le dio un vuelco, recordó su deseo de cumpleaños: "Que este día nunca termine"