miércoles, 28 de febrero de 2018

Llave del cielo


Sus ojos chispeaban, destilaba sensualidad.
Aquél era el ser más perfecto que nunca hubiera pisado el sucio bar. Aún con la ropa ajustada que llevaba era imposible saber si era hombre o mujer, era un ángel que se sabía hermoso y disfrutaba robando miradas. Llegó a la barra y pidió La llave, de inmediato el barman le acercó una copa cuyo contenido era de un vistoso azul, alguien se acercó, tomó su brazo y copa en mano lo condujo al final de un corredor, tomó asiento y mientras bebía una mujer le besó el cuello, miró al frente, había una hermosa joven que bebía el mismo líquido. Sus miradas se encontraron, se sonrieron, ella tomó la cruz que llevaba colgada al cuello y se la mostró, él se toco la oreja. En ese momento una mujer morena se acercó a la joven y comenzó a besarle los hombros y acariciarla por todo el cuerpo colando incluso las manos por debajo de la ropa. Al terminar su bebida, a cada uno le fue colocado un antifaz, fueron conducidos a una habitación. Al entrar se podía escuchar un sinfín de respiraciones agitadas, susurros, gemidos.
Las manos de él ahora navegaban por un mar de cuerpos, poco a poco fue despojado de la ropa casi en su totalidad. No podía caminar sin que alguien lo acariciara, lo besara, pero sus manos apenas rozaban a los demás, suavemente recorría brazos, espaldas, pechos, para llegar y alejarse de inmediato. En un momento sus manos tocaron a una mujer, dudoso recorrió el pecho, llegó al cuello y asió una cadena, las manos de la mujer lo recorrieron también, subieron hasta su rostro, buscaron y encontraron un pendiente en la oreja de su amante secreto. Santo y seña... los cuerpos ya no se separaron más. Poco a poco se abrieron paso entre los demás, buscando a tientas un rincón. La sangre hervía y galopaba a toda velocidad en su interior, crecía la excitación, la intensidad en las caricias, el vaivén frenético, los corazones a punto de reventar... dos cuerpos en placentera agonía, el éxtasis les arrebataría su último aliento.

A la mañana siguiente los dos cadáveres fueron hallados en un callejón, fundidos en un abrazo eterno.

1 comentario:

Unknown dijo...

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