domingo, 5 de agosto de 2018

Call center

-Buenas noches. Le atiende la operadora 368, ¿En qué puedo ayudarle?
-Señorita, buenas noches. Me… me llamo Hernán… estoy solo en mi casa y la idea de darme un tiro en la sien no me deja en paz -dijo el hombre a quien se le quebraba la voz.
-Entiendo, Hernán, ¿Tienes una arma contigo? ¿Qué tipo de arma es?
-Es un revólver, no sé más de él, es un arma vieja, es todo lo que pude conseguir, estoy muy desesperado, ¿Sabe?
-Entiendo, ¿Está cargado el revólver?
-¡No! No lo está y yo… yo… -La operadora pudo escuchar cómo el hombre del otro lado de la línea se quebraba y comenzaba a llorar -lo que más quiero es morir, odio esta vida, ya no sé qué hacer.
-Hernán, ¿Tienes problemas de dinero? ¿Es eso lo que te hace desear estar muerto?
-No, nada de eso, estoy harto de esta vida tan vacía, la repetición del día a día, la repetición, la repetición, la maldita repetición y la soledad -dijo él, llorando sumamente alterado.
-Entiendo, Hernán, has llamado para que te ayudemos y yo lo voy a hacer. Ahora por favor, quiero que me escuches con mucha atención. ¿En qué parte de tu casa te encuentras?
-Estoy en la cocina. ¿Se ha sentido sola, señorita?
-En alguna ocasión. Hernán, por favor, deja el arma y sal de ahí. Ve a tu recámara y elige la ropa que te pondrías si hoy fueras a salir con la chica de tus sueños, luego ve a la sala, siéntate y respira, la ayuda ya va en camino. Por favor, no desesperes, yo seguiré en la línea, no voy a dejarte solo hasta que todo pase.
Hernán dejó el arma en la barra de la cocina, llorando aún se dirigió a su cuarto y de entre la ropa buscó la que le habría gustado usar si Marga no lo hubiera rechazado un par de meses atrás. Eso no lo hacía sentir mejor, se sentía sumamente miserable al no poder tener una relación estable, tenía todo para ofrecer a una chica y sin embargo estaba tan solo. Llegó a la sala, tomó nuevamente el teléfono.
-Ya estoy en la sala.
-Perfecto, Hernán, lo has hecho muy bien, te prometo que la ayuda no debe tardar -justo pronunciaba estas palabras cuando alcanzó a distinguir el sonido del timbre -Hernán, abre la puerta, es posible que la ayuda haya llegado, por favor, recuerda que sigo en la línea y estaré a tu lado hasta que todo pase.
-Sí, sí, gracias -respondió él aliviado.
Dejó el teléfono en la mesita de centro, abrió la puerta. Fue a la cocina y bebió un vaso de agua helada. Tomó el móvil, fue al baño, se mojó la cara.
-¿Cómo te sientes, Hernán? Sigo en línea, recuerda que no te dejaré solo. ¿Ha llegado la ayuda?
-Yo… le agradezco por todo -enseguida se escuchó la detonación de un arma y el cuerpo al caer.

-Te atendió la operadora 368, fue un placer servirte. Deseo que tu alma al fin tenga paz, Hernán.