lunes, 5 de agosto de 2019

Historias de Asha

Esa noche, Asha no podía dormir, por más que intentaba no lograba conciliar el sueño. Cerró los ojos y se concentró en el murmullo de la noche; una brisa mecía la hierba y se colaba por los muros de su casa, las estrellas miraban silenciosas y al ras de la tierra los grillos hacían la melodía de la noche, entonces recordó que días atrás había hablado con la anciana de su pueblo.

—¿A dónde va lo que muere? —le preguntó.
—Asha querida, en esta tierra nada muere, sólo cambia —contestó la vieja sabia.
—¿Y las flores? —cuestionó.
—Vuelven a la tierra para ser más flores.
—¿Y los pájaros?
—Son seres del al aire y al él regresan.
—Y…¿Y los niños?
—Los niños se vuelven grillos y por la noche nos cantan en la lengua que el hombre ha olvidado, pero que el corazón siempre reconoce. Por las noches recuerda que ahí está Gak, cantando para ti.

Recordando esto, dijo “Buenas noches, hermanito” y se dispuso a dormir.

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