domingo, 8 de abril de 2012

Metamorfosis (breve escena nocturna)

La luz de la luna se filtraba débilmente a través de la cortina y transformaba la atmósfera, la cama entonces era un desierto en el que habitaban sólo dos seres de rostros disueltos por la penumbra, dos cuerpos en los que se adivinaba el vigor y la juventud, la firmeza de carnes, el calor del deseo. Se miraron largamente, estudiándose, aprendiendo a reconocer al otro en la oscuridad, una cálida mano alcanzó el rostro ajeno, comenzó a recorrerlo, a memorizar sus formas. Una sonrisa se dibujo en respuesta a aquellas caricias. Lentamente, como movidos por una invisible mano, se fueron acercando, las bocas ansiosas se encontraron, bebieron y acrecentaron su sed, las manos de ella trazaban efímeros mapas en la espalda de él. Él la aprisionaba entre sus brazos como temiendo que de un momento a otro se fuera a escapar.
Piel a piel el calor les abrasaba, les obligaba a fundirse en uno solo, las mejillas encendidas, respiración agitada, poco a poco fueron hallando la sincronía, el justo compás para esa secreta danza, por primera vez ejecutada; aquel dolor, ese vaivén, una mano acariciando unos dulcísimos y suaves senos, una boca recorriendo ansiosa el cuello y los hombros, mordiendo y regalando sus húmedas caricias. Besos violentos, toques furtivos, ritmo e intensidad en aumento, hasta casi sentir que no pueden más, pero, atrapados por el hechizo de la carne continúan...
En un instante abandonan sus cuerpos... se hacen uno con el universo y aún pueden sentirlo todo...
Una fuga breve.
Cuando vuelven la noche apenas ha avanzado, se abrazan, las pieles húmedas y cálidas se confortan, se besan lentamente antes de caer en la inconsciencia.
La mañana les encontrará todavía abrazados, la luz les dibujará la faz y aún siendo los seres que habitaron un desierto imaginario, no serán los mismos jamás...

No hay comentarios: