domingo, 6 de enero de 2013

Estos ojos no son míos.


Levantó la vista y dejo de reconocer en el reflejo lo que él creía ser.
Dejó de abrazar a su madre, una mano aflojó el puñal que sostenía,
corrió con las ropas manchadas,
con las manos ensangrentadas.
-¡Esos ojos no son míos!- Gritó mientras salía del lugar,
estaba ausente de su realidad, corrió.
Un auto lo golpeó al intentar cruzar la calle.
No tuvo heridas de gravedad.
Se recuperó y fue internado en un centro de salud mental. Jamás habló de lo sucedido, jamás volvió a hablar de nada, sólo repetía sin cesar "Estos ojos no son míos".

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