viernes, 11 de noviembre de 2016

Crónicas desde el cascarón #1

He pensado y repensado este asunto de ser escritora, o lo más cercano a eso, porque no hay un único estilo o camino para llegar a ello y sobre todo no hay una señal definitiva de que se ha llegado a la meta, en la contraportada de Cuentos naturales de Carlos Fuentes me encontré con una frase que cito a continuación:

 "Desde el primer día de mi vida literaria sé que un escritor no llega, nunca, a serlo plenamente"
 -Carlos Fuentes

Francamente me sentí reconfortada, siempre he pensado que la primera presión que surge al decidir que hacer con nuestra vida, viene del interior. Solemos ser jueces más estrictos cuando de lo propio se trata, creyendo que algo de mediana calidad es inaceptable. Ser escritor no se trata de derramar sobre las página obras maestras al primer intento, es una búsqueda constante, es repartir diálogos internos en las cuartillas, compartir recuerdos y mezclarlos con fantasía, es soñar despierto y traducirlo en texto, es fallar y seguir probando las veces que sean necesarias. Habiendo aceptado esto, la siguiente parada en mi camino ha sido revisar y corregir hábitos, porque tendemos a adoptar los malos y a postergar los buenos, todo lo que vale la pena requiere de algún sacrificio. Empecé hace casi ocho semanas a mejorar mis hábitos usando una aplicación que me pareció una excelente herramienta para los que somos un tanto, o un mucho, desordenados, se trata de Fabulous, ésta va dando una guía y sugiriendo nuevos hábitos, cuando me propuso hacer ejercicio por las mañanas antes de dejarme envolver por la rutina pensé "bueno, suficiente" y por supuesto, no aceptaté el reto, pero después me encontré con un artículo de pijamasurf que habla de los beneficios de escribir 750 palabras todas las mañanas, aplicable a toda las personas, sin importar si son o no escritores y más recientemente me encontré con otro artículo compartido por Tinta Chida sobre escribir a mano y fue entonces donde algo termino de encajar en mi cabeza. Así que caí en cuenta que podía darme la oportunidad de combinar la escritura y el ejercicio al empezar el día. Hoy aceptaré el reto y escribo con cierto temor de volverme a topar con esto y quizá haber fallado, sin embargo ponerlo aquí le da peso al compromiso que estoy aceptando para conmigo misma: seguir el camino que escogí para mí y dar mi mejor esfuerzo para que mis pasos me acerquen cada vez más. Las Crónicas desde el cascarón amenazan con volver.

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