sábado, 6 de enero de 2018

Lázaro dos punto cero.

Después del alboroto trajimos a Lázaro a casa, sí, Lázaro. Nacido el 18 de marzo, a mis padres les pareció adecuado, aunque ahora tenía un toque irónico dado el milagro del que mi hermano había sido protagonista: sufrió un infarto fulminante, murió víctima de la herencia familiar; sin embargo despertó el día en que se suponía sería enterrado. Pidió agua con la voz ligeramente ahogada, aún me causa escalofríos recordarlo.
"Un milagro" dijeron los médicos, después de una exhaustiva revisión concluyeron que su salud tardaría tiempo en restablecerse, sorprendentemente no parecía haber rastros de los químicos de embalsamar, "un auténtico milagro".
***
Desde que volvió no ha sido el mismo. Me causa un poco de resentimiento porque yo tuve que renunciar a mi empleo para volverme su enfermera, cuando él llevaba ya meses desempleado, mis padres no han dejado de trabajar, "será temporal" dicen.
***
No he visto mejoría, de sol a sombra se la vive en su cuarto, sentado al borde de su cama usando la computadora, mira videos, ríe, a veces balbucea alguna palabra pero no reconozco la voz de mi hermano en este nuevo Lázaro. Se alimenta torpemente, no usa cubiertos, babea. Sólo come chatarra, desistí de alimentarlo bien cuando empezó a tirarme la comida.
***
Últimamente lo noto más agresivo, por las noches me parece escucharlo gruñir. Duermo con el seguro puesto en mi cuarto, temo que cualquier día intente comerme los sesos.


No hay comentarios: